Me desperté de repente a eso de las dos de la madrugada, sintiendo que algo me llamaba hacia la ventana de mi habitación, así que decidí levantarme de mi cama y dirigirme a la ventana; con un poco de miedo al no saber que encontraría en ella. Al llegar a la ventana solo se observaba a través de ella, la brillante e iluminada luna llena, con pocas nubes alrededor que luego la ocultaron; “solo es una noche de luna llena” pensé para calmar la sensación que tenía, al no encontrar nada fuera de lo normal, volví a mi cama, pero sintiendo que algo extraño había sucedido o iba a suceder.
Al amanecer el sol se reflejo tan fuerte en mi ventana que ilumino por completo mi habitación, esto hizo que mis ojos se abrieran precipitadamente, y que el sueño que tenia se disipara en un segundo. Decidí levantarme y dirigirme al baño, donde mientras lavaba mi cara notaba algo extraño en ella, pero no preste atención a esto ya que pensé que era solo producto de mi somnolencia, sin embargo al mirar mi rostro reflejado en el espejo me sobre salte, y mi corazón empezó a latir con tanta fuerza que no podía contener mi cuerpo y sentía que en cualquier momento me desmayaría, lo cual sucedió pocos segundos después cuando corrí de nuevo a mi habitación para verme en el espejo que tenía en ella, y al observar lo mismo caí en el suelo por el desmayo.
Cuando abrí los ojos nuevamente yacía sobre mi cama; pensé “todo ha sido simplemente un sueño” en ese momento entro mi mama en la habitación trayendo en una de sus manos una taza y en la otra una pastilla, me invadió de nuevo el pánico y más al escuchar lo que me decía, “no sé porque te has desmayado, tomate esto que te hará bien” me lo dio y salió de la habitación, y yo sin entender por qué ella no se sorprendía al verme si todo había sido verdad.
Rápidamente me tome lo que me trajo, y me levante de nuevo a verme en el espejo, pero al fijarme en mi habitación, vi cosas que no las recordaba antes ahí, cosas que yo nunca había tenido, y que faltaban otras que recordaba que ayer habían estado ahí. Salí velozmente de mi habitación, cuando llegue a la sala mi hermana me miraba como si no pasara nada, como si yo siempre hubiese sido así, y mi papá me pregunto “¿te sientes mejor?”
Yo no sabía que responder, no entendía absolutamente nada, sentía que algo andaba mal y nadie me lo quería decir, decidí preguntar “¿Qué me paso?” pero solo recibí respuestas como “te desmayaste”, o “tal vez se te bajo la tensión” así que no insistí mas y entendí que debía actuar como ellos, como si nada hubiese pasado, así descubriría más cosas, o que tal vez todo era producto de mi imaginación, lo importante es que llegaría al final de todo esto.
Tuve que ir a mi habitación a vestirme, puesto que mi mamá me había apresurado en comer porque ya era tarde y debía ir a clase, al decirle que no quería ir, recibí un regaño, que tenía que terminar mi carrera porque ya tenía 22 años y debía empezar a trabajar, y que el desmayo que había tenido no se iba a repetir gracias al medicamento, así que no debía preocuparme y que fuera a clase ya. Por lo menos algo estaba igual, tenía 22 años y según lo que recordaba, ayer también.
Al mirar mi closet me di cuenta que toda mi ropa había desaparecido, y en lugar de ella había otra ropa que nunca había visto, pero que al parecer era mía porque me quedaba perfectamente. Tome un bolso que estaba sobre la mesa, al registrarlo encontré el horario de clases, era exactamente como yo lo recordaba; Había cosas que encajaban con lo que yo recordaba, pero otras no, debía descubrir la razón de toda esta confusión que mi mente había creado, que hacía que hasta viera todas las cosas diferentes.
En la universidad salude a mis amigas como siempre, pero note que actuaron un poco extraño, y mis amigos me hablaron más de lo normal, pero no quise preguntar nada para no dar explicaciones. Cuando me pasaron la pagina de la asistencia, no conseguía mi nombre, así que pregunte a un compañero que estaba a mi lado y él me dijo “si ahí está, mira”, mire el nombre que él me señalaba y le dije “claro que no ahí dice Iván, yo soy Ester” y él me dice entre carcajadas “¿aah?… si tú te llamas Iván… ¿qué te pasa?”
En un momento ya estaba caminando a toda velocidad por la calle, sin saber a dónde dirigirme, no comprendía nada, mi mente daba vueltas tratando de darme una explicación, pensaba que me iba a desmayar en cualquier momento, ¡no podía ser eso verdad!, ¡no podía ser eso posible! me llamaba Iván, era un chico, pensé que era producto de mi imaginación que me viera diferente en el espejo, ¿Por qué había vivido 22 años como Ester? ¿Quién era yo? ¿Quién era la persona que pensaba que era?
Llegue a mi casa busque mis libros, mis cuadernos, mis fotos, todas mis cosas, las derrumbe por toda la habitación ¡no podía ser! En todas decía Iván, en todas aparecía Iván; en ninguna aparecía Ester la persona que yo recordaba que era hasta ayer.
Morella